sábado, 1 de octubre de 2016

El gran ejemplo de Paula “Peque” Pareto

Los Juegos Olímpicos de Río 2016 arrancaron con una muy agradable sorpresa: la judoka Paula “Peque” Pareto se consagraba como la primera mujer de nuestro país en obtener una medalla de oro, siendo además la primera vez que la Argentina obtenía el puesto más alto en el día inicial de los Juegos, al subir nuevamente al podio de los ganadores (ya había obtenido el bronce en Beijing 2008, con sólo 22 años, en lo que fue la primer medalla olímpica en Judo para nuestro país).

Sin embargo, más allá del brillo del momento fugaz, es digno de resaltar el gran ejemplo de la “Peque”, ya que el fruto de su esfuerzo tiene raíces profundas y sacrificadas: Oriunda del norte del Gran Buenos Aires, se entrenó en las artes marciales viajando cotidianamente a La Plata, sin descuidar su propia formación académica y profesional, recibiéndose de médica en 2014, mientras simultáneamente se tomaba muy en serio su preparación deportiva, “entrenando varias veces en Japón para incorporar la técnica y la filosofía de la cuna del Judo”, y se desenvolvía exitosamente en la alta competencia, ganando el Campeonato Mundial en 2015, y siendo reconocida a final del año pasado con el Olimpia de Oro.

“Con respecto a la dificultad a la hora de combinar el estudio con el deporte de alto rendimiento, “la Peque” contó su clave: "...aprovechar cada minuto. Cuando hacés una cosa sabiendo que tenés poco tiempo, la hacés cien por cien, aprendés a utilizar bien los tiempos. Cuando viajaba de La Plata a San Fernando, estaba tres horas arriba de un colectivo y me llevaba cosas para leer o escuchaba clases de medicina grabadas"”.

Sin embargo, a pesar de ser el Judo una disciplina individual, no es una tarea solitaria: Paula siempre destaca el apoyo de su entrenadora, Laura Martinel, de sus compañeros de práctica, sus amigos, sus familiares. Una enseñanza para la vida: Hay luchas que debemos dar solos, aunque eso no significa no contar con ayuda, consejos, aliento, sostén y acompañamiento. Pareto también ha sido elegida por la delegación argentina para portar nuestra bandera en la ceremonia de clausura de los Juegos.

Siendo evidente el alto nivel de exigencia física en su disciplina, no es menos cierto que también es necesario entrenar la psiquis y educar la moral para los desafíos importantes: Pareto reseña que "aumentamos el trabajo con técnicas de relajación, respiración y visualización. Así aseguramos el manejo de la ansiedad y la presión para que se mantenga atenta a todos los detalles para intentar que no se le escape nada" y que "el foco del trabajo debe estar en aumentar la concentración, la confianza y controlar los pensamientos y las emociones".

Finalmente, hay que mencionar la enseñanza que transmite a los jóvenes estudiantes y deportistas, al destacar el esfuerzo de su equipo y dejar un mensaje a todos aquellos que tienen la posibilidad de estudiar y practicar un deporte de alta competencia al mismo tiempo: "Es lindo saber que una puede ser la imagen para los que abandonan el estudio por el deporte o viceversa. Creo que se pueden hacer las dos cosas a la vez con organización y sacrificio"11.

El ejemplo de determinación y esfuerzo de Paula, además de ser justamente reconocido, obliga a la dirigencia y a los referentes de la comunidad a fomentar el deporte social y a repensar y aprovechar las potencialidades del mismo como una propuesta formativa válida para los jóvenes.

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