lunes, 14 de septiembre de 2009

Gripe A

Gripe A: con “A” de “Argentina”

El reciente brote de gripe A (H1N1) ha vuelto a poner en descubierto las falencias de la salud pública en la Argentina. Más allá de algunas medidas tempranas que se tomaron (como la cancelación de los vuelos desde y hacia México), cuya finalidad genuina puede ser discutida, llama la atención cómo han reaccionado la sociedad entera, en general, y las autoridades políticas, en particular.

En la sociedad, pudieron apreciarse diversas reacciones frente a la Gripe “A”: Hubo “Ansiedad” y “Angustia”, quizás hasta el punto de afectar innecesariamente el normal desenvolvimiento de las actividades cotidianas y esenciales, o habilitar el surgimiento de muchas voces de dudosa autoridad científica en el tema... También hubo “Automatismos” que impidieron cancelar y/o postergar las acciones acostumbradas, programadas, etc. no relevantes.

En las autoridades políticas, por otro lado, pudo apreciarse cierta “Acefalía” en cuanto a la conducción de la crisis, en parte atribuible a la desorientación inicial, en parte atribuible a la “Ausencia” de una coordinación efectiva a nivel nacional, y la lamentable falta de comunicación entre los varios niveles estatales, diversas fracciones políticas, etc., lo que impidió dar una respuesta adecuada al grave problema que se gestaba. Ya pasadas las elecciones de “medio término” del 28 de junio pasado (ni el Gobierno, ni las expresiones opositoras dejaron de privilegiar la contienda electoral por sobre el compromiso con el bien común que las circunstancias reclamaban), también pudimos ver cierto “Activismo”, con declaraciones y gestos que se multiplicaron intentando cubrir la carencia de una conducción política eficaz.

Más allá de conformar, junto con la educación, un “combo” habitual en las promesas electorales y los discursos políticos, la salud pública, lejos de ser sólo un “gasto”, es, antes que nada, un derecho ciudadano (¿Cómo puede ser que haya desnutrición infantil en nuestro país, o que aún persista el mal de chagas?). En segundo lugar, es una importante “inversión social” en la población, con externalidades positivas relevantes, incluyendo beneficios económicos en el mediano y el largo plazo.

En este sentido, es necesaria una legislación específica y actualizada sobre salud, una “Ley de Salud Nacional”, que busque compensar, por lo menos en el ámbito prioritario de la salud, la lacerante “brecha” social y económica que dolorosamente continuó acentuándose en los últimos años en la sociedad argentina. Algunos desafíos urgentes que deberían ser abordados incluyen:

Ø Preventividad: dando una amplia cobertura sanitaria a la población, preferencialmente a los sectores económicamente más postergados (los habitantes de las áreas que rodean a las grandes ciudades, pero no sólo ellos), con énfasis en la prevención primaria. Por otro lado, no olvidemos que los accidentes de tránsito son la primera causa de muerte evitable en nuestro país...

Ø Medicamentos: promoviendo la prescripción de remedios por nombre genérico, y la producción pública de los mismos.

Ø Educación para la Salud: desde la educación inicial, hasta los últimos años de la educación media, incluyendo pautas de descanso, nutrición, higiene, ejercicio, sexualidad, etc.

Ø Mejorar el sistema de información y estadísticas sanitarias: es muy serio que surjan dudas sobre las cifras que reflejan la realidad y la evolución de la salud en nuestro país (un “síntoma” del que incluso padece todavía el INDEC). No se comentó nada sobre los pacientes muertos por la gripe estacional... Esta deficiencia también se vio a comienzos de 2009 con el serio problema del Dengue, un problema que puede resurgir cuando levante la temperatura.

Ø Unificación, modernización e informatización del sistema de salud pública: Los avances en materia digital y las crecientes posibilidades en materia de conectividad permiten una mayor coordinación de los sistemas estatales y privados de salud, homogeneización de las historias clínicas de la población, etc.

De la respuesta que demos a las urgencias del momento, y a las importantes cuestiones del mediano y el largo plazo, dependerá en una parte significativa el bienestar general de la ciudadanía.

Rafael Tesoro
rafaeltesoro@argentina.com



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4 “A” que sí debemos cuidar:

Auto cuidado: lavarse minuciosa y frecuentemente las manos.
Auto aislamiento: evitar salir del hogar sin necesidad.
Acudir al médico: ante los síntomas ya conocidos, como fiebre elevada.
Abstención de automedicación: no tomar decisiones sin consulta previa al especialista.